Ingeniería, Instalación y Desarrollo Solar

La energía renovable se vuelve imprescindible en Madrid

07-Nov 2022

La Comunidad de Madrid entra en la carrera de renovables por primera vez mientras intensifica su pulso al Gobierno en política energética.

La Comunidad de Madrid, hasta ahora la gran ausente de la carrera de las energías renovables, va a abrir la veda para construir instalaciones. Se trata de los proyectos de La Vega y Cruz, consistentes en la construcción de dos megaplantas fotovoltaicas que sumarán una potencia instalada de 205 megavatios (MW) y que se situarán entre las localidades de Fuenlabrada, Humanes y Parla, al sur de la capital. En conjunto, movilizarán una inversión de más de 110 millones de euros.

Si esas plantas se instalaran en cualquier otra comunidad no dejarían de ser un capítulo más en la carrera de renovables que está viviendo España desde hace años. Pero el hecho de que se desarrollen en Madrid supone un hito en la historia de las energías verdes en este país debido a que la capital se había mantenido al margen de los sucesivos boom en eólicas y fotovoltaicas.

En Madrid no existe ni un solo megavatio eólico y solo hay 64 megavatios fotovoltaicos pero en su mayoría se trata de proyectos de autoconsumo. También existe algo de cogeneración, atribuible a las compañías industriales que rodean la capital en los diversos cinturones empresariales de la capital.


Politización

La entrada de Madrid en renovables atiza el debate que se ha generado en torno a la energía, politizando hasta el extremo este asunto, como nunca había ocurrido en España.

Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, enarboló el pasado verano una pugna frontal contra el Gobierno de Pedro Sánchez a cuenta del Real Decreto-Ley 14/2022, de 1 de agosto. Con norma, el Gobierno central aprobó un primer paquete de medidas de ahorro energético para hacer frente a la escalada de precios de la luz y del gas que está sufriendo toda Europa por culpa de la guerra de Rusia contra Ucrania.

Ayuso criticaba la actuación del Gobierno por considerar que era arbitraria y autoritaria y perjudicaba enormemente la actividad comercial y otros servicios terciarios.
Al Constitucional

En septiembre, la Comunidad de Madrid anunció un recurso en el Tribunal Constitucional contra el decreto de ahorro energético.

De ser un problema de Estado, la energía se ha convertido en los últimos meses en un arma arrojadiza entre los distintos partidos políticos e incluso entre las distintas comunidades autónomas. Se ha abierto una trifulca económico-empresarial y política de consecuencias imprevisibles.

Desde el punto de vista de suministro eléctrico, España es considerada como un conjunto indivisible y solidario. Por eso, aunque unas comunidades producen menos luz de la que consumen, nunca hay apagones. Las comunidades excedentarias, abastecen a las deficitarias. Para ello, la electricidad se transporta a través de las líneas de alta tensión. El grupo Redeia (anteriormente conocido como Red Eléctrica) es la empresa que se encarga de ese transporte a cambio de una remuneración, que costea todo el sistema, es decir, todos los usuarios.
Déficit histórico

La rebeldía de Ayuso contra el ahorro energético choca con el hecho de que Madrid es, históricamente, la comunidad con más déficit eléctrico. Sólo produce el 4% de lo que consume, forzando a grandes transportes de energía desde otras comunidades, lo que aumenta las denominadas pérdidas de red. Estas pérdidas son mayores cuanto mayor es la distancia que hay que salvar. Se puede llegar a perder hasta un 8% de la luz solo por su tránsito en cables, que también costea el sistema.

Desde hace lustros, se ha cuestionado la demora de Madrid en el despliegue de renovables, con las que hubiera solucionado, si no todo, sí una buena parte de su déficit eléctrico. En 2021, Madrid tenía 457 megavatios de potencia eléctrica instalada, igual que en 2020 (equivalentes a media central nuclear), frente al 0,4% de toda la potencia que hay en España. Su demanda de luz en 2021 fue de 27.413 gigavatios hora, cerca del 11% de todo lo que se consumió en España. Pero su producción fue de 1.300 gigavatios, apenas el 0,5% de toda la producción nacional, siempre según datos del informe anual del sistema eléctrico español de Redeia.

Fuente: Expansión.com

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