Los precios de esta tecnología, una vez pasada la «burbuja», se han abaratado mucho, lo que también se ha trasladado al precio que paga el consumidor final. Y es que, una vez amortizadas las instalaciones y las infraestructuras –para lo que se necesitan unos siete años de media–, el coste de la energía es completamente «gratuito».
En 2008, instalar un megavatio costaba 6,5 euros. Ahora, éste se sitúa en 1,8 euros, lo que ha permitido situar el precio del kilovatio-hora en 0,15 euros, según cifras de la Asociación Nacional de Productores de Energía Fotovoltaica (Anpier).
«La clave para un crecimiento de la energía fotovoltaica en Europa está en manos de la política y de la regulación, tanto a nivel europeo, como de la imposición de ésta individualmente en cada país. Por eso, será imprescindible un cambio en la regulación del sector fotovoltaico en algunos países como España para que se produzca un aumento notable de la potencia instalada en Europa», señala desde Anpier.
La fotovoltaica es una energía que, además, favorece el autoconsumo, lo que beneficia a todos los ciudadanos porque es una forma de «democratizar» el suministro. Por ese motivo, Rafael Barrera, director general de la asociación, asegura que no tiene sentido que en España se graven con nuevas tasas (como el conocido como «impuesto al sol») este autoconsumo. «La energía fotovoltaica ha abierto una ‘‘espita’’ en el ámbito de la energía porque llega a la gente, ya que los productores también se pueden convertir en consumidores, y eso no ha gustado al oligopolio de las eléctricas», critica Juan Castro, asesor jurídico de la asociación.
Un nuevo «boom»
Grenergy Renovables es una empresa dedicada a la construcción y desarrollo de plantas fotovoltaicas. Su director general, Hugo Galindo, también destaca el descenso del precio de esta tecnología para generar energía. Y es que, según sus cálculos, un panel, a día de hoy, cuesta 10 veces menos que en 2008. «Esto es una verdadera revolución», apunta.
Como consecuencia de las crisis, Grenergy salió de España y se lanzó a la aventura americana. Actualmente, cuentan con oficinas en México, Chile, Colombia y Perú, desde donde despliega su actividad por toda Latinoámerica, una región del mundo que apuesta decididamente por la energía de origen solar. Prueba de ello, es que, por ejemplo, en las últimas subastas en México, el 75% de la potencia adjudicada fue fotovoltaica. No obstante, Grenergy no olvida España y, de hecho, se prepara para volver a desembarcar con fuerza es nuestro país. Y es que, tal y como asegura Galindo, la fotovoltaica volverá a vivir un nuevo «boom» en España. De hecho, existe un interés creciente por parte de fondos de inversión internacionales en adquirir plantas que ya están en funcionamiento.
«Ahora, que la energía es rentable por sí misma –al margen de tarifas y primas–, España reúne todos los ingredientes para convertirse en la puerta de entrada de la energía fotovoltaica a Europa. No tiene sentido que Reino Unido genere más potencia que España con la mitad de radiación. Nuestro país ya ha perdido un primer tren y no puede dejar escapar el segundo», concluye.
Fuente: www.larazon.es