Los autobuses son un esqueleto de convivencia diaria y lo van a seguir siendo, aunque en los próximos años se van a enfrentar a uno de los mayores desafíos de su historia: ser uno de los ejes principales de la movilidad sostenible en las ciudades, donde deben encontrar su espacio los peatones, los patinetes, las motos eléctricas, el car sharing…
En el terreno del transporte colectivo, el metro y el autobús seguirán siendo referentes en el nuevo modelo de movilidad, pero será imprescindible que avancen hacia la neutralidad de carbono. En el caso del metro, eléctrico por naturaleza, bastará con garantizar que esa electricidad proviene de fuentes renovables. En cambio, los autobuses necesitarán una fuerte transición tecnológica que comenzó hace 20 años con la incorporación de los primeros autocares propulsados por gas natural.
Una transición que requerirá de la combinación de diferentes formas de propulsión que ya llevan unos años conviviendo en nuestras calles. El año pasado circulaban ya en España 3.387 vehículos de ese tipo. El porcentaje de estos en la Comunidad de Madrid, es de un 58%.
Se sigue trabajando para ampliar esa cifra y acaba de suscribir un acuerdo de colaboración con Repsol para impulsar proyectos de innovación que aceleren la transición energética del transporte de viajeros. El acuerdo recoge diferentes aspectos como la evaluación de tecnologías para acelerar la transición energética en la movilidad mediante soluciones complementarias como la electrificación, el hidrógeno y los combustibles renovables.
COMBUSTIBLES RENOVABLES PARA LA FLOTA ACTUAL
Un elemento que será imprescindible para descarbonizar el transporte urbano de pasajeros son los combustibles renovables. Tanto los biocombustibles; como los combustibles sintéticos, que se producen a partir de hidrógeno renovable y CO2.
Los combustibles renovables se consideran cero emisiones netas y pueden llegar a reducir la huella de carbono hasta un 90% respecto al combustible convencional. Además, permiten avanzar hacia la neutralidad de carbono con los motores convencionales y presentan alta densidad energética, lo que es adecuado sobre todo para aplicaciones que requieren mayor autonomía.
ELÉCTRICOS Y DE HIDRÓGENO, EN ALZA
A nivel de renovación de flota, en cambio, el crecimiento más acelerado en 2021 fue para los autobuses eléctricos, hasta sumar 308 unidades en nuestro país. Concretamente, aumentaron un 71,1% respecto a las cifras de 2020, más del triple que el conjunto de los híbridos, que crecieron un 20,5% de media para sumar un parque de 1.981 autobuses.
En enero de este año, la Comunidad de Madrid puso a rodar en Torrejón de Ardoz su primera unidad de este tipo. En abril, lo hizo la ciudad de Barcelona y Málaga estrenó sus dos primeros autobuses de hidrógeno en agosto.
Junto al hidrógeno, los combustibles renovables, el gas natural, los motores eléctricos o cualquier otro sistema que alumbre la innovación en los próximos años serán la respuesta del sector a su compromiso con la neutralidad en carbono. Es la forma de que los autobuses (y los autocares, los colectivos, los ómnibus, las guaguas…) sigan formando parte de nuestra familia y nos acompañen en el viaje muchos, muchos años más.
Fuente: Expansión.com