Aunque el gas no va a faltar en España no se pueden esperar precios baratos. Este país evitará un potencial racionamiento energético, pero no nos engañemos. España podría hacer mucho más para robustecer sus suministros. Sobre todo acelerando el despliegue de renovables, de las que tanto presume.

Es el diagnóstico que, en general, ofrecen los directivos de las principales eléctricas, gasistas y petroleras en España si se les pregunta cómo afectará a este país la crisis energética que sacude Europa cuando, dentro de unas semanas, se eche encima el invierno y arrecie el frío.

Será la gran prueba para ver si la crisis energética que está sufriendo la Unión Europea se agrava y lo que debería ser un invierno normal se termina convirtiendo en un Armageddon energético. Del invierno, al infierno.

¿Se dispararán aún más los precios de la energía? ¿Está España preparada para hacer frente a un desabastecimiento de gas por la amenaza rusa de cortar suministros? ¿Qué más debería hacer el Gobierno para afrontar la situación?

EXPANSIÓN realizó una macroencuesta con estas tres preguntas a los máximos expertos. Es la primera y la mayor consulta realizada hasta ahora en España a los primeros ejecutivos de las empresas energéticas sobre toda la vorágine de acontecimientos que están ocurriendo en el sector.
Sin bola de cristal

Nadie tiene una bola de cristal para adivinar lo que va a ocurrir con los precios, dicen algunos ejecutivos. Pero todo apunta a que la tendencia de precios altos se va a mantener en los próximos meses. E incluso a lo largo de todo el año 2023 e incluso en 2024, añaden otros. La tensión geopolítica de la guerra de Rusia contra Ucrania va a seguir marcando la evolución del sector. Pero, también será clave la climatología y cuánto caigan las temperaturas.
Como un agricultor

Por primera vez en la historia, los directivos empresariales están pendientes del cielo y de las heladas, como un agricultor, más que de la Bolsa. Un nevada como la de Filomena del pasado año podría causar estragos y triplicar, en horas, el precio del gas y de la luz. Todos los directivos alaban la amplitud de las infraestructuras gasistas en España y su diversificación, con una enorme capacidad de entrada de gas en los puertos y variedad de fuentes de suministro. Esto es un blindaje frente a una rotura de la cadena de proveedores. Pero no es una vacuna contra la volatilidad de los precios del gas, que sigue marcada por la especulación financiera y que contamina todo el sistema energético, ya que hay centrales de luz que usan esa materia prima.
Atasco en renovables

España es el país mejor posicionado para hacer frente a restricciones de gas. Pero no se puede jactar. Se podría hacer mucho más en renovables. España presume de energías verdes cuando tiene miles de megavatios eólicos y fotovoltaicos atascados a la espera de permisos administrativos. Todo un sinsentido.

Fuente: Expansión.com